Fuente: La Opinión de La Coruña

Setecientas composiciones bien valen un Princesa de Asturias

La Xunta promueve la concesión del Premio Princesa de Asturias de las Artes 2021 al maestro y compositor afincado en A Coruña Rogelio Groba Groba. Pero ¿quién es y qué tiene en su haber el maestro Groba para merecer dicha distinción? La historia del arte se alimenta de acontecimientos y creaciones en un espacio de tiempo, y como si de un árbol se tratara, uno debe ir ascendiendo rama a rama hasta lo más alto, y es a través de ese recorrido cuando uno va descubriendo la vida y obra de un artista.

Con la visión de hoy en día, es muy fácil llegar a las personas a golpe de tuits, pero dejar un legado y construir sin pretenderlo parte de la historia de la música de nuestra comunidad en un momento en el que no existía internet bien merece un poco de tiempo para conocer su obra. No solo sería un premio al trabajo y obra de su vida. También sería un galardón y un reconocimiento a A Coruña y a Galicia porque él está en lo alto de ese árbol genealógico del que seguramente colgamos sin saberlo muchos músicos en pequeñas ramificaciones que han transformado la cultura musical en Galicia, convirtiéndonos en una referencia en toda España.

En los años 50, Rogelio Groba estudió en el Real Conservatorio de Música de Madrid, donde obtuvo el título superior en Composición, con menciones y primeros premios en Armonía, Contrapunto y Fuga, digno de elogio en esos tiempos para un compositor de una pequeño concello como Ponteareas. Posteriormente se trasladó a Suiza, donde residió siete años, en los que dirigió numerosas agrupaciones musicales y gestionó la organización de cuatro festivales, sin olvidarnos de la dirección de una editorial musical en Lausanne.

En el año 1967, el maestro regresa a España, y es nombrado director de la Banda Municipal de A Coruña, cargo en el que estuvo durante 23 años. En ese tiempo, el más importante, en mi opinión, por tratarse del de más influencia en nuestras raíces musicales, funda la Orquesta del Conservatorio Superior de Música de A Coruña y la Orquesta de Cámara Municipal —formación previa a la actual Sinfónica de Galicia—. Aparte de ser profesor de Composición, Contrapunto y Fuga en el Conservatorio Superior, fue su director durante veinte años. Desde ese puesto, influyó en la mayoría de los músicos que en aquel momento estudiábamos en el Conservatorio, porque fue el germen de la formación de los profesores de hoy en día. Una faceta en la que resaltó Rogelio Groba fue la de promoción del estudio de la música en núcleos de población donde era más que difícil poder enseñarla y hacer música y donde fundó varios conservatorios a lo largo de toda Galicia.

Sus más de 700 composiciones tienen una gran influencia de nuestro folclore, de nuestra manera de ser, de vivir y de sentir, y por supuesto de todos los avatares de su larga vida, ya que el maestro, que actualmente goza de 91 años, sigue componiendo todos los días. Su influencia en la formación y el reconocimiento artístico a su obra le ha hecho ser merecedora de distinciones como el premio de la Cultura de la Xunta, la Medalla Castelao y el Premio Internacional Auditorio de Galicia, y ser miembro de la Real Academia de Bellas Artes de Galicia o de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, en Madrid.

Sus obras han sido interpretadas por formaciones como la London Symphony, la Orquesta de Cámara de Stuttgart, la Orquesta Sinfónica de Barcelona, la Orquesta de Radio Televisión Española, la Orquesta de la Comunidad de Madrid, la Real Filharmonía de Galicia y la Sinfónica de Galicia, de la que fue uno de sus impulsores y compositor asociado. Suya es la primera obra, Ultreia, en honor a los peregrinos a su llegada a la Catedral de Santiago. Esta pieza sonó en el primer concierto de la orquesta coruñesa, en abril de 1992.

Si su legado como profesor y maestro de maestros es enorme y ha influido en el devenir de la cultura gallega, su legado artístico sigue sonando gracias a la Orquesta de Cámara Galega, compuesta por profesores y profesionales de los conservatorios de Galicia y dirigida por su hijo Rogelio Groba Otero. Muchos de los que nos dedicamos a la música recordamos a la Orquesta de Cámara Municipal, que el maestro Groba dirigía, en las salas del Ayuntamiento de A Coruña. Aquellos conciertos nos brindaban la posibilidad de escuchar y acercarnos a obras de los grandes compositores, como Vivaldi, Mozart, Haydn y Beethoven, y a estrenos del maestro Groba; con ellos nos convertimos en melómanos y transformamos ese amor a la música en nuestra envidiada profesión.

Esperemos que la Fundación Groba se llene de cartas de apoyo, y no solo de particulares, sino de instituciones musicales representativas de la ciudad, así como de conservatorios de Galicia, para que ese merecido reconocimiento al maestro sea una realidad y para que, además, recaiga por fin un Princesa de Asturias en A Coruña y en Galicia.

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